El antiguo restaurante El Jardín de Italia, que en la actualidad es una tienda de ropa y zapatos, ha sido foco de historias sobrenaturales y rumores sobre un ‘tesoro oculto’ en pleno centro de Tegucigalpa.

Fundada en los años 30 como la primera cafetería de la región, este lugar era punto de reunión de abogados, literatos, poetas y políticos que fueron testigos de supuestos sucesos paranormales.

Según relatos de trabajadores, las maderas y los adobes se movían inexplicablemente, y los clavos aparecían incrustados en piedras, lo que avivaba los rumores de un oscuro secreto.

Ante los inexplicables sucesos paranormales se cree que, en tiempos anteriores a la cafetería, unos españoles habrían enterrado en esos terrenos un botín de joyas robadas de varias iglesias locales.

Cuenta la leyenda que, tras ser capturados y fusilados, los ladrones nunca revelaron el paradero exacto del tesoro, dejando una maldición sobre él.

Desde entonces, quienes han trabajado en el local aseguran haber presenciado extrañas apariciones, como clientes con ojos hundidos que desaparecían frente a los ojos del personal.

Los fenómenos no terminan ahí: la cocina del local se convirtió en el epicentro de la supuesta actividad paranormal, con una fuerza invisible que lanzaba objetos, además del hecho de que la estufa se encendía y apagaba por sí sola.

Fue después de que un sacerdote bendijera el lugar que los eventos parecieron detenerse temporalmente.

Un abogado rechazó buscar el tesoro

En noviembre de 1962, un abogado fue a la cafetería a las tres de la tarde, se reunió con tres amigos con los que compartió café con pan y media hora después quedó solo en el restaurante, que se había quedado sin clientes.

Dos meseros que se encontraban sentado en la barra, a la espera de clientela vieron asustados que el abogado estaba hablando solo.

‘Vaya, ya jodió el abogado, como que se le pelaron los alambres que está hablando solo’, dijo uno de ellos.

Los clientes comenzaron a llegar y el abogado cambió de mesa para unirse a otras personas conocidas, no sin antes despedirse de las dos sillas vacías que tenía enfrente, según lo que vieron los meseros.

Cuando uno de los meseros fue a servirle un café que pidió, le preguntó si le sucedía algo, porque lo vieron hablando solo y que luego se había despedido de las sillas vacías.

‘¿Verdad que nos estaba tomando el pelo abogado?’, pero el jurista no dijo nada, sino que se levantó de su asiento y se fue rápidamente, con el terror pintado en el rostro. Había visto algo sobrenatural.

Posteriormente, el abogado contó que dos hombres le pidieron permiso para sentarse con él, le contaron que había un inmenso tesoro bajo la cafetería y que ellos sabían dónde estaba, pero que la muerte perseguiría a quienes lo buscaran.

El profesional del derecho les respondió que no buscaría el tesoro y prefirió despedirse de los dos hombres, cuyas manos sintió frías y huesudas.

Aunque no había sentido nada extraño, después que el mesero habló con él de inmediato se puso mal, como si una fuerza extraña lo amenazara.

Él mismo cuenta que dejó de ir a la cafetería desde el macabro encuentro con los fantasmas.

Otra historia

Otra de las macabras historias que se cuentan del local tiene que ver con el vigilante de un edificio ubicado en frente, que escuchó ruidos alrededor de las dos de la mañana durante un turno.

El hombre tomó su pistola, salió del edificio y cuando intentaba investigar lo que sucedía, vio pasar a un hombre de más de dos metros de estatura y de traje negro, que entró a la cafetería a través de las paredes. Desde entonces no regresó a trabajar.

A pesar de que ahora funciona como una tienda de ropa y zapatos, los relatos sobre fenómenos paranormales y el supuesto tesoro continúan siendo parte del folclore del centro histórico de Tegucigalpa, convirtiendo este lugar en un enigma para quienes creen en lo sobrenatural y en las historias de antaño.